"No creía que algo tan básico pudiera darle la vuelta de ese modo al uso que le daba yo a mi patinete. Pero me pareció algo innovador y de lo más útil."

Al final me lo he regalado, me he hecho un favor a mí misma ahorrándome inconvenientes, tiempo, dinero a largo plazo y convirtiendo mis recorridos en una aventura que disfruto al máximo cada día.

Salir a la calle con el patinete se convierte en un paseo de lo más apetecible, me encanta, me deslizo con soltura entre las calles y llego enseguida a todas partes. No hay ruido, me cuelo escurridiza por los atajos y nadie me alcanza.

Además ahora hay un carril en la ciudad para ello. El de las bicis. Compartiendo ruta como miembros de un movimiento alternativo a la movilidad a motor.

Hablando de éstos, hay intención de transformar el centro de la ciudad de Valencia en un espacio libre de automóviles. A mi padre le saca de quicio, porque tiene que dar una vuelta mayor para llegar al trabajo. Pero a mi, que siempre me ha molestado la contaminación acústica y los atascos, me parece fantástico.

El único “pero” que encuentro es que con mi molestia de lumbares, cuando llevo un buen rato conduciendo en la típica postura rígida para tener el dominio del aparato; empiezo a notar un poco de presión en dicha zona. Y si intento masajearla un poco para aliviar, me desestabilizo. Mis amigos se ríen y me tachan de vieja, pero en realidad ellos también notan el cansancio superficial, que va aumentando conforme transcurre la ruta, es una cuestión postural, no hace falta tener “alguna cosilla” para necesitar ese break.

Lo normal es bajarse en los semáforos y estirar un poco para mantenerse frescos, como quien va en bici durante un buen rato.

Por eso, el día en que descubrí Skroller y me animé a probarlo con un amigo, aluciné. Casi podía tumbarme a tomar el sol mientras manejaba mi scooter (por supuesto que no), pero tenía una libertad de movimiento y de descanso que no se podía comparar.

El control y sensación de seguridad era tal, que un par de veces pude sacar mi smartphone para revisar la ruta de google maps, incluso llevar mi pedido de correos bajo el brazo sin miedo a escurrirme del patinete durante el trayecto.

No creía que algo tan básico pudiera darle la vuelta de ese modo al uso que le daba yo a mi patinete. Pero me pareció algo innovador y de lo más útil.

By JACINTA SOSPEDRA